Jueves, 14 de agosto
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Juicio por abuso sexual en la infancia en Chaco: “Hoy la Justicia tiene la oportunidad de reparar”

Belén Duet y Rosalía Alvarado, sobrevivientes del caso de abuso sexual más antiguo del país en llegar a juicio, esperan “un acto de justicia pleno” del tribunal encargado ahora de juzgar y sentenciar a Noemí Alvarado por ser "partícipe necesaria" en los hechos perpetrados por su esposo, el exdiputado Daniel Pacce (fallecido), hace más de 30 años.

Aunque los hechos ocurrieron durante la década de los ochenta, cuando tenían 6 y 3 años, Rosalía y Belén recién pudieron realizar la denuncia formal el 15 de junio de 2016, luego de la reforma de la ley nacional Nº 27.206 de “Respeto a los tiempos de las víctimas”, que canceló la prescripción del delito de abuso sexual en la infancia.

El proceso judicial comenzó a fines de mayo y, a lo largo de 16 jornadas, pasaron más de 25 testigos ante la Cámara Tercera en lo Criminal, presidida por Ernesto Azcona, e integrada por Virginia Ise y Natalia Kuray. Y en la última semana, tuvieron lugar los alegatos de las partes.

Belén estuvo presente en cada una de las audiencias, no en el recinto mismo como lo hizo Rosalía, sino virtualmente desde su casa en Buenos Aires, donde vive hace varios años.

Su mamá fue docente, y así fue como llegaron a Chaco en los '80. La directora de la escuela donde trabajaba su mamá era Noemí Alvarado. Allí comenzaron los vínculos entre las familias y la participación de los Duet en las reuniones en la casa de Noemí, donde sucedían los abusos.  Fue su maestra de jardín de Infantes quien dio la señal de alerta por indicios de abusos y, con el tiempo, su familia se alejó de Alvarado y Pacce.

“DESBORDE Y SENTIMIENTOS ENCONTRADOS”

“El proceso de acceso a la justicia tuvo muchas y diferentes aristas”, expresó Belén a Diario Chaco sobre el largo camino que le tocó recorrer para llegar al juzgamiento de sus agresores y con la expectativa de una reparación tanto como para ella y Rosalía como para todas las víctimas de violencia sexual.

Concretar el juicio después depasar por distintas instancias judiciales a lo largo de varios años, ya que el tiempo transcurrido entre los abusos y la denuncia imponía el argumento judicial de la prescripción, fue para Belén “un logro y una esperanza”.

“Si bien en lo personal es muy desbordante, ya que se juega la propia historia y la actual exposición a contar y escuchar muchas veces, también es el resultado de una lucha colectiva que nos abrazó fuertemente, sumado a la esperanza de que deje huellas que abran puertas para los sobrevivientes que aún no hablaron”, contó sobre lo vivido a lo largo de esas 25 audiencias.

“Desborde y sentimientos encontrados”, fue la síntesis de Belén de ese proceso que tardó unos 37 años en concretarse.

Para ella, “llegar al juicio, a que Noemí Alvarado sea juzgada, es quebrar con ese poder que ostentaron a lo largo de sus vidas, y en este acto simbólico, quebrar el poder de abusadores, romper el silencio que los protege”.

“Aún después del cajoneo de la fiscal Daniela Meiriño hoy, INCREIBLEMENTE, parte de la fiscalía 9 especializada en género, quien archivó la causa por dos años y luego, muy expeditivamente, dio lugar al pedido de prescripción, hoy la justicia tiene la oportunidad de reparar, de dar un mensaje de cuidado a les sobrevivientes y ejemplificador a toda la sociedad”, sostuvo sobre las expectativas de la sentencia para Noemí Alvarado.

Cabe recordar, tras ser apelada Meiriño, el juez de Garantías Nº 2 de Resistencia, Horacio Sandoval, hizo lugar al desarchivo y la instrucción de la causa quedó en manos del fiscal coordinador del Equipo “C”, Sergio Cáceres Olivera. Con la muerte de Daniel Pacce de por medio, recién a mediados de 2018, el representante del Ministerio Público Fiscal avanzó con la investigación hasta concretar la elevación de la causa a juicio oral en octubre de 2019, tras ser confirmado al frente de la investigación luego del rechazo a una recusación de la defensa de la acusada.

“La justicia es posible si hay un “acto de justicia”, todavía falta para ello y, en lo personal, para mí se completaría cuando exista un “acto de justicia pleno”, es decir, que la institución judicial sea facilitadora para los sobrevivientes y un generador de valor simbólico para la sociedad, es decir, un organizador social para todos y que permita a les sobrevivientes el acceso a la justicia”, expresó Belén.

Sin embargo, insistió en esos “sentimientos contrariados pero esperanzados a la vez”. “Decir con ello, también, que lo personal es político”, agregó.

“UNA LUCHA COLECTIVA”

Párrafo aparte le dedicó al camino de aprendizaje y de encuentro con las personas que las acompañan, las apoyan y alientan desde que, junto a Rosalía, tomaron la decisión de encarar este duro proceso de búsqueda de justicia y verdad.

“Nuestra lucha fue posible porque hubo una sociedad que contuvo, tuvimos el apoyo de los movimientos feministas y sociales en general, esta fue y es una lucha colectiva”, aseguró Belén.

No se conocían pero se hallaron en medio de la historia, sumaron fuerzas y hoy son protagonistas del caso de violencia sexual en la infancia más antiguo del país en llegar a juicio: “Rosalía y yo quisimos poner luz a este hecho que nos marcó para siempre, quisimos poner vida y esa vida es con verdad, y a esta necesidad de verdad vinieron a dar su brazo muchas personas a quienes estaremos agradecidas siempre, y que entendieron que lo personal es político, que los derechos son resultado de las luchas colectivas”.

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