Un grupo de 25 personas se encerró en una casa para esperar el fin del mundo y afirman que será hoy jueves

Aun con la llegada del 2021, luego de dejar atrás un 2020 repleto de malas noticias, no todo el mundo mira con buenos ojos el comienzo de año. Existe un pequeño grupo de personas, oriundas de Barranquilla, Colombia, que actualmente se encuentran esperando lo peor. De hecho, en este momento 25 individuos aguardan pacientemente la llegada del fin del mundo.

El líder de esta pequeña “tribu”, que es un exprofesor universitario y pastor religioso, guía a estos seres humanos durante lo que serían las últimas horas de todos nosotros en la tierra. Según reconocen, este jueves 28 de enero, Jesucristo descenderá de los cielos en su segunda venida a la Tierra.

El domicilio, ubicado en Isabela López, Baranquilla, en el que tres familias y un líder religioso esperan el fin del mundo.

De esta manera, se cumpliría con la profecía relatada por la Biblia, a la cual que todos conocemos como el fin del mundo o, más popularmente, el apocalipsis. Es más, dicho pastor, quien fue identificado como Alberto Ferrer Ruiz, dejó su trabajo en la Universidad del Atlántico meses atrás. El hombre aseguró recibir “una orden directa del Todopoderoso”.

Siguiendo el ejemplo

De la misma manera que hizo Ruíz, quien está sumamente convencido de la llegada del fin del mundo, los fieles accedieron a renunciar a sus trabajos y vendieron sus pertenencias ya que no las iban a necesitar en la otra vida. Desde diciembre, estas tres familias se encuentran compartiendo la misma propiedad con el líder religioso.

El cartel que figura al frente de la propiedad, con un contador actualizado de los días que faltan para el apocalipsis.

Día tras día, actualizan un contador con el tiempo restante, que fue colocado al frente de la casa. Durante esta semana, la policía colombiana y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) acudieron al lugar después de que vecinos alertaran que dentro de esos grupos había menores y que se los sometía a largos ayunos. Sin embargo, pudieron verificar que nadie allí “estaba siendo obligado a hacer algo que no quisiera”.