Sábado, 13 de septiembre
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TRAS ENCOMENDARSE A BROCHERO, SE CURO DE DOS TUMORES DE LA CABEZA

Le diagnosticaron que sorprendentemente, habían desaparecido. En forma de agradecimiento, peregrinó caminado hasta Villa Cura Brochero.  

No hay dudas, que cada vez son mas, las personas que se suman a la devoción y que depositan su fe en el Santo Cura Brochero. Miles de personas, a diario se encomiendan al Curita Gaucho para que oiga sus suplicas, ya sean por causas "vulgares" o por situaciones límite. Son muchos los casos, algunos conocidos y otros, que quedan guardados en el corazón de cada peregrino. Pero sí, cada vez son más los casos, de gente que dice que sus suplicas al santo argentino, terminaron con resultados que la ciencia no pudo explicar. Para los creyentes, un milagro.  

Entre esos tantos relatos brocherianos, Hoy Noticias y Radio Feedback Web, se encontraron con el relato de Mario Gutiérrez. Un cordobés, que hoy vive en La Calera, quien dice haber recibido la bendición de Brochero, para curar dos tumores que le habían descubierto en su cabeza.

Mario estaba a punto de hacerse la intervención quirúrgica, cuando en la última resonancia, los médicos se encuentran con la gran sorpresa, que sus tumores habían desaparecido.  Ante la incredulidad y la emoción por lo sucedido, Mario vuelve a su hogar y le cuenta a su suegra. Es la propia madre de su señora, quien le confiesa, que fue ella, quien, durante todo ese tiempo, le estuvo haciendo plegarias al Curita Gaucho por su salud y que no tenias dudas, de que se trataba de otra obra de gracia, del santo argentino. Y fue ahí, cuando nació el otro desafío, el de tener que peregrinar a tierras brocherianas, como acto de agradecimiento.  

Luego de tres días de caminata, en medio de un clima inestable, que por momentos amenazó con complicar la proeza, Mario pudo llegar a cumplir la meta. En medio de una mezcla de emociones y de cansancio, el cordobés resumía lo que vivió en estos últimos años y como se gestó la peregrinación.  "Yo tenía dos tumores en la cabeza, me hicieron como cinco resonancias. Me salió que los tenía en las partes de la corteza madre. Después de un tiempo, cuando ya estaba listo para entrar al quirófano, me decido hacer otra resonancia para ver bien la ubicación, y cuando me la hacen, no salía nada. Habían desaparecido los tumores. Cuando me voy a mi casa con los resultados y le cuento a mi suegra, me dice, ahora te vas a tener que ir hasta Brochero a agradecerle al Curita, porque yo le pedí mucho por vos, para que te desaparezca los tumores".

Gutierrez, cuenta como fue el momento en que los médicos se encontraron con la desaparición de los tumores. "Los médicos hicieron tres o cuatro resonancias y nunca me encontraron nada. Habían desaparecido, yo tenía dolor de cabeza y ahora ya no siento nada. Hace cuatro años ya, y no siento ningún síntoma de eso".

Mas allá de toda la emoción por todo lo sucedido, Mario tenía ahora por delante, un gran desafío físico. El tener que cruzar las altas cumbres y llegar a Villa Cura Brochero. En una semana armó y planificó todo, para unir La Calera con el valle de Traslasierra. Lo primero que hizo, fue contactarse con los Peregrinos Brocherianos, para que le pasaran el cronograma y el croquis que ellos suelen hacer generalmente, en cada edición. Y fue ahí, cuando Fabio, el coordinador, lo pone en contacto con dos caminantes, Ulises y Darío, quienes se transformarían en sus compañeros y testigos de esta misión. "Se programó en una semana. Yo me venía, aunque solo, pero me venía, pero Fabio (el coordinador) me puso en contacto con dos chicos y así, sin conocernos, en dos o tres llamadas, armamos todo. Nos juntamos el miércoles a la mañana y nos vinimos".

La proeza tuvo algunos condimentos más. Generalmente, este tipo de exigencias físicas, demandan de un tiempo de preparación, cosa que no ocurrió con Mario. "No hago nada. Trabajo y Nada más", responde el hombre, que trabaja haciendo mantenimiento en una clínica de Córdoba y también, hace la misma tarea, de forma particular. A eso se le sumó lo de las inclemencias del tiempo. Hasta Mayu Sumaj, a donde terminó la primera etapa, todo anduvo muy bien, pero de ahí en adelante, la inestabilidad del clima empezó a pesar un poco en la caminata. Ya en la zona de Copina, la niebla y la lluvia empezaron a aparecer en mayor dimensión, y fueron protagonistas hasta las horas previas, de salida para la última etapa, pero la fe por Brochero, fue disipando todos los días, el camino. "Siempre nos encomendamos al Curita, y todo se iba solucionando y paso a paso fuimos llegando. Esta mañana (por el domingo) a las cuatro de la mañana, se largó a llover y no sabíamos qué íbamos a hacer, a las ocho cuando llegaron los peregrinos a buscarnos, llovía torrencialmente. Y salimos con los chicos bajo el agua, que duró hasta el Giulio Cesare", resume Mario, todos los factores climatológicos por los que le toco pasar.

A pesar de esos detalles, con 46 años, Mario ya le esta contándole a su familia, que viajaron por el norte a hacerle el aguante y a formar parte de este agradecimiento, que ya su mente empieza a planificar una nueva peregrinación, el año siguiente.  "Es un compromiso que tengo ya adquirido", cierra luego de la experiencia ya vivida.

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